El hundimiento de la consulta popular de Petro: ¿fracaso político o jugada estratégica?
mayo 15, 2025
Periodista
El Senado de la República le cerró la puerta este martes a la consulta popular propuesta por el presidente Gustavo Petro, en lo que representa uno de los reveses políticos más significativos del actual Gobierno. Con 49 votos en contra y 47 a favor, la Cámara Alta le dijo “no” a la idea de llevar directamente a las urnas reformas que han encontrado resistencia en el Congreso, especialmente la reforma laboral.
El golpe no solo es simbólico: es también un mensaje claro desde el Legislativo sobre los límites del Ejecutivo. Petro había defendido la consulta como un mecanismo legítimo de democracia directa para sortear la constante obstrucción de sus proyectos bandera. Sin embargo, el Congreso —incluyendo varios miembros de partidos que alguna vez le fueron afines— dejó claro que no está dispuesto a seguirle ese camino.
¿Qué se proponía?
La consulta popular fue pensada como una salida alternativa ante el archivo de la reforma laboral en marzo pasado. La intención del Gobierno era que el pueblo decidiera sobre temas sensibles relacionados con los derechos de los trabajadores, el modelo económico y el papel del Estado en la distribución de la riqueza.
Pero en una jugada inesperada, el Senado decidió al mismo tiempo revivir la reforma laboral, lo que para algunos sectores fue una forma de quitarle argumentos al presidente para ir directamente a las urnas. No obstante, el tiempo juega en contra: el Congreso solo tiene hasta el 20 de junio para discutirla, lo que pone en duda si hay voluntad real de aprobarla.
La respuesta de Petro: resistencia desde el poder
Desde China, donde se encuentra en visita oficial, el presidente Petro reaccionó de inmediato. Habló de presuntas irregularidades en el proceso de votación, denunció maniobras políticas y convocó abiertamente a la movilización social. “No nos rendimos, vamos a las calles, al pueblo”, dijo en tono desafiante, invitando a organizaciones sociales, indígenas y populares a organizarse en defensa de las reformas.
El discurso volvió a encender el debate nacional: ¿se está enfrentando el presidente a un sabotaje sistemático de sus reformas? ¿O es esta una muestra más de su estilo confrontacional que ha erosionado las posibilidades de consenso?
¿Y ahora qué?
Lo que viene es incierto. El hundimiento de la consulta no significa el fin del debate sobre las reformas, pero sí obliga al Gobierno a repensar su estrategia. Petro aún cuenta con el respaldo de amplios sectores sociales, pero su capacidad de maniobra institucional se reduce con cada derrota en el Congreso.
Además, la figura de la consulta popular —vista por algunos como un atajo y por otros como una herramienta democrática legítima— queda herida. El Gobierno deberá decidir si insiste en convocarla por otra vía o si apuesta sus cartas a la calle, a la presión social y a la narrativa de que el poder popular está siendo bloqueado por las élites políticas.
Una cosa es clara: el pulso entre Petro y el Congreso entra en una nueva fase. Y en medio de ese forcejeo, el país sigue esperando soluciones concretas a sus problemas más urgentes.