Del caso padre Doriam Rocha
abril 13, 2022
Padre Doriam Rocha.
Redacción Portada
De nuevo el juicio moral aparece en la escena de Valledupar. Una vez más es la mano propia señalando la conducta ajena, tirando la primera piedra sin siquiera estar libre de pecado.
Me refiero al sonado caso que envuelve a Doriam Rocha, un destacado sacerdote que ofrece su permanencia en la tradicionalísima iglesia Inmaculada Concepción, en el marco de la emblemática Plaza Alfonso López.
A la vista de la publicación del informe de RTA Noticias, el religioso no comete una falta ante las leyes colombianas, aunque sí le tendrá que presentar explicaciones (si acaso no lo ha hecho ya) a la Santísima Iglesia Católica.
Doriam no utilizó su sotana para llevar a la cama a la mujer que entregó su testimonio, por el contrario ella enfatizó en que “muchísimas veces” fueron a la cama por voluntad consensuada de ambos. Seré más directo: Doriam se llenó de humanidad y cayó ante la satírica pasión que expele una agraciada doncella.
Doriam, entonces, no abusó de nada distinto a su debilidad, eso sí, en caso de que sea real lo narrado por la mujer. El sacerdote no fue más que un hombre al que tantas prohibiciones lo habrían hecho romper la norma.
En esta región, especialmente, hay muchos hijos de sacerdotes, amantes de curas, parejas ocultas. En esta región tan doblemoralista es preciso donde tanto acusamos y desde donde se abre de nuevo el debate de si un cura debe morir solo o formar una familia como la que tanto insinúan en sus homilías.
Insisto, hubo un pecado conforme la norma de castidad impuesta por la iglesia a los sacerdotes, por un acto que, de haberse dado, es tan natural como el de tantos infieles perdonados por sus parejas, por ende es al interior de la iglesia donde debe resolverse, como el ‘cacho en casa’.
Habrá expresiones tales como que un sacerdote no debe estar inmerso en este tipo de situaciones y hasta podrán tener razón, pero un cura es tan humano como quien escribe o lee esto.
Lo objetivamente correcto, lo ideal, no es lo que siempre sucede.
Por último, sobre el pronunciamiento del sacerdote, en sentido de ser víctima, supuestamente, de una “extorsión”, es algo que debe aclarar ante la opinión pública y si lo considera ponerlo en manos de las autoridades judiciales, porque no se puede tampoco dejar el Inri de “extorsionistas” al gremio de periodistas de Valledupar, que dicho sea de paso hace su trabajo con el máximo esfuerzo y las herramientas a la mano.
Pd: Sobre el caso del pastor solo diré que es mucha joya de personaje.