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Nacional

Colombia, un país que sí está aguantando hambre

febrero 8, 2022

El 54,2 % de los hogares colombianos están en inseguridad alimentaria y nutricional. Fotos Unimedios.


Redacción Portada


Información de la Universidad Nacional

Para expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), el problema del hambre en el país va más allá de la pandemia y las cuarentenas prolongadas, ya que está asociado con malnutrición y enfermedades como la obesidad.

Así lo expusieron en la charla “Hambre en Colombia: dolorosa realidad” organizada por la Facultad de Medicina de la UNAL, en la cual explicaron por qué la población colombiana sí está sumida en una situación de hambre, y plantearon algunas posibles soluciones para mitigarla a partir de su formación académica.

En agosto de 2021 el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicaron el informe Hunger Hotspots “Puntos críticos de hambre: alertas tempranas de la FAO y el PMA sobre inseguridad alimentaria aguda: perspectivas de agosto a noviembre de 2021”, que incluye a Colombia como país en “riesgo” de padecer hambre aguda en 2022, basándose en cifras, mediciones y estadísticas.

Y aunque la organización se retractó de este indicador para Colombia, Alejandro Mantilla Quijano, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAL Sede Bogotá y miembro del Colectivo de Abogados José Alvear, menciona que “la retracción del vocero de la FAO no cambia en nada lo que está consignado en el informe”.

En ese sentido, indica que esto se puede corroborar tanto con los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) como con la última misión de empleo y el informe que lanzó el año pasado Fedesarrollo sobre la empleabilidad, los cuales “están en completa consonancia con los datos emitidos por la FAO y no podrían ser refutados porque son verídicos”.

Para Eliana María Pérez Tamayo, Ph. D. en Salud Pública y profesora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Antioquia, se deben analizar la validez, pertinencia e intención política de lo que se presenta en el informe de la FAO.

“Debemos pensar en una resignificación de los problemas públicos, alimentarios y nutricionales del país, pues aquí tenemos malnutrición, triple carga de mala nutrición, obesidad y sobrepeso, y exceso de micronutrientes; en Colombia el hambre se ve a través de los trapos rojos”, menciona. Por su parte, la profesora Sara Eloísa del Castillo, coordinadora del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Obssan) de la UNAL, afirma que “este informe se debe entender como la forma en que un organismo internacional está alertando acerca de la situación que se vive en el país –inflación, desempleo y baja inversión para la canasta familiar, entre otros– y los corrobora con datos estadísticos haciendo un riguroso análisis multidimensional”.

Situación colombiana

El país atraviesa por una crisis económica. Según encuesta del DANE la más reciente, en los hogares colombianos no se come 3 veces al día, y esto no se debe solo a la pandemia, sino también a factores de larga duración y a un impacto global.

A escala global existe un brote inflacionario que se debe a tres fenómenos: los problemas en las cadenas de suministro de los contenedores, el déficit de las materias primas y los problemas de suministro energético, que han encarecido el precio de los productos.

El profesor Mantilla asegura que “la situación económica del país, el mal manejo macroeconómico del gobierno actual y el modelo económico imperante están generando esta situación de comida cara con alto desempleo”.

La profesora del Castillo destaca que miles de hogares del territorio nacional sufren de hambre: el 54,2 % vive con inseguridad alimentaria: 1 de cada 2 hogares lo padece, y de esos, 8 de 9 lo viven. “Tenemos un país con hambre, por lo que no se debe desestimar el informe de la FAO, sino pensar que más allá de las cifras Colobmia está sumido en una situación de hambre: el hambre oculta, el hambre expresa, el hambre crónica o el hambre aguda son situaciones preocupantes a las cuales se les debe buscar alternativas de fondo que superen los pañitos de agua tibia a los cuales estamos acostumbrados “, subrayó la experta de la UNAL.

Alternativas frente al hambre

El profesor Mantilla plantea cuatro ejes prioritarios para enfrentar esta situación: un plan de emergencia en la provisión de alimentos para personas en situación de emergencia; un plan de alimentación basado en la producción y comercialización de los alimentos que generan las poblaciones campesinas, indígenas y afro; el derecho al trabajo, y generar empleo con un cambio de modelo económico que se fundamente en la creación de empleo y regule el capital.

Además considera prioritaria una política de paz total mediante la cual se cumpla el Acuerdo de Paz con las FARC, que haya una mesa con el ELN, y una política de sometimiento con los narcotraficantes y paramilitares. “Si no logramos esto, continuarán el desplazamiento forzado y el confinamiento, y la situación humanitaria será gravísima”, sentencia el docente.

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