La importancia de saber con quién andar

Redacción Portada

El estudio desarrollado por el economista Edwin Oswaldo Gil Mateus, del Doctorado en Psicología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), representa un enfoque pionero en el campo al abordar la interacción continua entre individuos como un mecanismo clave para comprender la distancia social y sus efectos en conductas altruistas.

El doctor Gil afirma que “desde el análisis de la conducta, en los últimos 18 años la investigación ha mostrado que la distancia social es una variable que predice conductas altruistas como la cooperación en juegos como el dilema del prisionero y el ultimátum. Sin embargo, hasta el momento no se ha profundizado en el estudio de sus determinantes, que permita incrementar la probabilidad de ocurrencia de tales conductas”.

Según el investigador, “la distancia social es una medida psicofísica acerca de la percepción de cercanía o lejanía social, por lo que alguien a kilómetros de distancia física podría considerarse menos distante socialmente; en contraste, otra persona a un par de metros podría ser socialmente distante”.

De igual manera, la distancia social en el ámbito de la investigación conductual se ha utilizado antes en contextos como el “descuento social”, que evalúa cómo las personas eligen interactuar y compartir recursos con otros según la proximidad percibida.

La investigación realizó cuatro estudios preexperimentales en diferentes etapas en los cuales participaron alrededor de 400 personas. En los estudios desarrollaron tareas de conformación de grupos, tareas de asignación de tiempo para interactuar y ordenación de la distancia social. Así mismo, en los dos últimos estudios ejecutaron tareas de entrega de recursos y expectativa de devolución basadas en el juego de la confianza.

El juego de confianza es un ejercicio económico de interacción secuencial, en el que a los participantes se les entregaba una cantidad de dinero hipotético para luego decidir cuánto de ese monto están dispuestos a entregar a otra persona. El doctor Gil explica que “un participante recibe esos 50.000 pesos y debe decidir cuánto está dispuesto a dar a otra persona. Después esa cantidad se duplica, por lo que a quien le es entregado recibe el doble. A su vez esta última debe decidir qué cantidad está dispuesta a devolver a la persona que lo entregó inicialmente”.

Los resultados mostraron una correlación significativa entre la disposición a asignar tiempo dedicado a interactuar y la distancia social percibida. Esto sugiere que la interacción continua juega un papel crucial en el desarrollo de relaciones cercanas y en la manifestación de comportamientos prosociales como el altruismo, que es la capacidad que tiene una persona de hacer el bien a otra.

En la investigación se halló que la ausencia de interacción, definido por la inclusión de la categoría “desconocido” en el grupo conformado por los participantes, indicó que el tiempo asignado para interactuar y los recursos entregados con el juego de la confianza fueron menores, en consonancia con lejanía o mayor distancia social.

“El aporte fundamental del estudio es la exploración de mecanismos basados en la interacción para inducir procesos de construcción de distancia social, como por ejemplo promover la interacción entre personas de diferentes grupos definidos por características políticas, económicas y culturales, en general, podrían reducir su distancia social lo que fomentaría la elección de conductas altruistas”, sustenta el especialista.